conociendo a los cullen... [ libre]

Ladeé ligeramente mi cabeza, pseía el mismo don que yo, leí todo en su mente y era sincera, no buscaba hacer daño a nadie, relajé mi postura y sonreí amablemente, la había asustado por mi gesto tan protector.

-Hola Regina, es un placer conocerte, yo soy Edward Cullen, hermano de Alice...disculpa mi hostilidad es solo que protejo mucho a mi familia...- expliqué brevemente y con tono despreocupado.

Edward me animó cuando dijo que queria que conociera a los demás. La verdad es que quería saber todo de ellos, como vivian, como se alimentaba, que hacían en su tiempo libre, todo.

De pronto alice se alegró aun mas y yo me asombré de que todavía le quedara emoción en su pequeño cuerpo. Volteé a ver a edward quien se había recostado en la pared mientras alice tiraba amablemente de mi mano hacia el sillon.

- me gustaría mucho conocerles- le dije a edward y luego voltee a ver a alice- bueno llevo solo unos pocos días en forks, no sabi.....

Me quedé en shock al ver la cara de alice, parecía que miraba a algun lugar que no estaba allí. Cuando me adentré en su mente ya no pude moverme mas... amigenes pasaban por mi cabeza como si les estuviera viendo frente a mi. Eran vividas, llenas de color y muy muy reales. De pronto todo paró y yo me sentí de piedra de nuevo, había dejado de respirar por la impresión... aunque eso no me hacia ningun daño.

- ¿que...? ¿ que... fue... eso?-dije sin poder conectar una palabra con otra por primera vez en toda mi vida como inmortal.

-¡Alice! ¿qué estás viendo?- pregunté con cierta angustia...hace tanto que no tenía una visión, aquello me alarmaba.

Mi rostro era inescrutable, ya había adquirido una maña para que nadie interpretara mis expresiones, pero ahora no solo tenía que cuidar mis expresiones sino también mis pensamientos..finalmente me había encontrado con alguien que poseyera el mimo don que yo, y no conforme con eso, también podía manipular aquellos pensamientos, sinceramente aquello no me agradaba en los más mínimo.
Comencé a visualizar partituras en mi mente, sólo pensaba en notas para que fuera lo único que Regina pudiera ver, no quería incomodarla pero estaba dudoso...miré a Alice de una manera que sólo ella pudiera entender, cuando endurecía la mirada y la dirigía hacia ella, quería decir que necesitaba hablar con ella a solas, cuando fuera posible, rápidamente le quité la mirada a mi hermana y puse en mi rostro un gesto más amable, no queríamos que se diera cuenta nuestra invitada.
-Eso es fascinante Regina, ha sido un placer conocerte y desafortunadamente tengo unos pendientes que hacer en la planta alta, espero sinceramente que encuentres un lugar donde quedarte pronto, claro, si planeas quedarte...te dejo con mi hermana para que sigan su conversación, con permiso- dije finalmente para subir las escaleras y meterme al cuarto de música, que era el más cercano, así Alice sabría que seguiría al pendiente.

Escuché el grito de mi hermana, ¡lo sabía! traer vampiros a diestra y siniestra a nuestra casa no era una buena idea, casi arranco la puerta cuando salí de la habitación en la que me encontraba y en segundos estuve frente a mi hermana agazapado, solté un siseo, la visión de Alice seguía fresca en su mente, ya podíamos haber estado en Port Angeles para ayudar, sin embargo nuestra visita se había tornado algo salvaje, ¡demonios!
-Regina más vale que te controles, si le tocas un pelo a mi familia te vas a arrepentir, si no puedes controlarte, sal de aquí ahora- amenacé entre gruñidos, ya no era alguien racional, su lado salvaje no le permitía pensar y eso no nos convenía a ninguno, lo mejor era que se fuera.